El tema de la contaminación ambiental ha vuelto a “estar de moda” y más en México, principalmente en la capital. Actualmente se usa la medida del “Hoy no circula”, para reducir los agentes contaminantes en el aire poder realizar actividades al aire libre como ejercicio, transitar por las calles; disminuir el transito vehicular y así llegar pronto de un punto a otro. Pero más allá de los beneficios que puede traer esta medida, hay algo de fondo que hace que esta medida no tenga buena aceptación en la sociedad.
No es un tema político ni de justicia o igualdad, es un tema del entorno social. Es decir, no hay una percepción real de que todas las medidas habidas y por haber para preservar y mejorar las condiciones ambientales tengan un impacto positivo en la vida de los que habitan y transitan por la ciudad.
El “hoy no circula”, separar la basura, el cambio de horario, la “hora del planeta”, entre otros. La sociedad siente que no hay una retribución a todas estas acciones tanto en un impacto real en la contaminación ambiental y en su entorno como tal; no ahorran en los gastos del automóvil, en el recibo de la luz, la lluvia se estanca en las calles por tanta basura, las avenidas no se encuentran en optimas condiciones para usar el auto o bicicleta; el transporte público no es ni eficaz ni eficiente, y un largo etcétera.
Y se dice que es un tema social porque habrá muchos que a pesar de no sentir un verdadero beneficio de cumplir con todas estas acciones buscando reducir su participación en la contaminación ambiental, las llevan a cabo, ya sea porque creen en que cada uno debe ayudar o simplemente porque no quieren problemas con la autoridad, hay otros tantos que no les interesa en lo más mínimo y que se la pasan eludiendo a la ley sólo porque creen que “no pasa nada”.
Pues ha llegado el tiempo en el que SÍ esta pasando algo. Más allá del tema de los automóviles, y que sí evitar que todo el mundo deje de usar su auto para mejorar la calidad del aire. Hemos llegado a un punto en el que si no nos detenemos a preguntarnos “¿cómo será la vida en la ciudad en los próximos 10 años?” Tal vez encontremos que no habrá vida “digna” posible en la capital debido a la contaminación ambiental, al hundimiento de la misma, la inoperancia del transporte público, el aumento del costo de vida, etc.
La frase “¿qué mundo le vamos a dejar a los niños?” es demasiado trillada, pero con estos recientes sucesos, parece que tiene más sentido que otras veces…